31/8/11

LA ESCUELA PÚBLICA 165 EN EL CENTRO "del pueblo"

 En el centro de la comuna, en la calle José Francisco vergara, donde hoy se encuentra el centro comercial "Los arcos", se levantaba la Escuela Pública Nº 165. Era una construcción de adobes a la que se accedía por una puerta central casi pegada a la calle. Atendía seis cursos, con una matrícula aproximada de 150 alumnos. 
El viejo edificio había sido construído en el año 1914 y desde entonces numerosas generaciones de alumnos habían recorrido sus pequeñas dependencias.
Se le reconocía como la "Escuela del pueblo".
Por entonces el pueblo de Quilicura tenía una calle central que terminaba en la esquina de la plaza. Allí se encontraba el centro cívico que componían el edificio municipal, el retén de carabineros, un consultorio de salud, el viejo salón del cine México y la plaza de armas de la comuna.
La calle central eran unas cuatro o cinco cuadras que albergaba el comercio de aquellos años: verdulerías, talleres de Zapatería, cantinas, carnicerías y pequeños almacenes.
En el centro mismo estaba la farmacia o botica de entonces que era la principal referencia para los quilicuranos.

Las aulas del colegio estaban dotadas de bancos de madera muy rústicos y pesados.
Estos bancos eran compartidos por dos alumnos y en el centro se encontraba un pequeño agujero. Este era el recipiente para guardar el "tintero", puesto que en aquellos años se escribía con tinta y pluma.
La escuela poseía no más de seis salas y todas tenían vista hacia la calle José Francisco Vergara.
 Ahí solían los alumnos sentarse para mirar hacia la solitaria Avenida.
Sin duda que el gran recuerdo que se llevaron aquellas generaciones de alumnos, en sus retinas, fue el naranjo que estaba justo a la entrada de la Escuela.
Durante los días de invierno, los recreos se vivían  desde el "corredor" puesto que una enorme poza inundaba por completo el patio.
A mediados de la década de los años sesenta, la Escuela 165, fue trasladada hacia un moderno recinto en la misma calle José Francisco Vergara y allí permanece hasta nuestros días.










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