31/8/11

LA ESCUELA PÚBLICA 165 EN EL CENTRO "del pueblo"

 En el centro de la comuna, en la calle José Francisco vergara, donde hoy se encuentra el centro comercial "Los arcos", se levantaba la Escuela Pública Nº 165. Era una construcción de adobes a la que se accedía por una puerta central casi pegada a la calle. Atendía seis cursos, con una matrícula aproximada de 150 alumnos. 
El viejo edificio había sido construído en el año 1914 y desde entonces numerosas generaciones de alumnos habían recorrido sus pequeñas dependencias.
Se le reconocía como la "Escuela del pueblo".
Por entonces el pueblo de Quilicura tenía una calle central que terminaba en la esquina de la plaza. Allí se encontraba el centro cívico que componían el edificio municipal, el retén de carabineros, un consultorio de salud, el viejo salón del cine México y la plaza de armas de la comuna.
La calle central eran unas cuatro o cinco cuadras que albergaba el comercio de aquellos años: verdulerías, talleres de Zapatería, cantinas, carnicerías y pequeños almacenes.
En el centro mismo estaba la farmacia o botica de entonces que era la principal referencia para los quilicuranos.

Las aulas del colegio estaban dotadas de bancos de madera muy rústicos y pesados.
Estos bancos eran compartidos por dos alumnos y en el centro se encontraba un pequeño agujero. Este era el recipiente para guardar el "tintero", puesto que en aquellos años se escribía con tinta y pluma.
La escuela poseía no más de seis salas y todas tenían vista hacia la calle José Francisco Vergara.
 Ahí solían los alumnos sentarse para mirar hacia la solitaria Avenida.
Sin duda que el gran recuerdo que se llevaron aquellas generaciones de alumnos, en sus retinas, fue el naranjo que estaba justo a la entrada de la Escuela.
Durante los días de invierno, los recreos se vivían  desde el "corredor" puesto que una enorme poza inundaba por completo el patio.
A mediados de la década de los años sesenta, la Escuela 165, fue trasladada hacia un moderno recinto en la misma calle José Francisco Vergara y allí permanece hasta nuestros días.










26/8/11

QUILICURA : DE LA CALMA A LA EFERVECENCIA SOCIAL

Al finalizar la década del 40, la zona norte de Santiago, era una región absolutamente agrícola. Entre Quilicura y Colina una antigua carretera veía noche a noche el transitar de carretones que se dirigían hacia la vega central, los campesinos estaban familiarizados con el fundo San Ignacio, El Molino, el conocido Puente Verde, desde allí venían los canales de regadío entre flores silvestres y sauces llorones
                      Hermoso paisaje de la comuna hacia el oriente

La comuna de Quilicura, recibía el progreso y los avances tardíamente. No podía ser de otro modo.
La carretera era la única ruta que conectaba a sus habitantes con la ciudad de Santiago; justamente a la salida del pueblo un letrero anunciaba esto: Santiago a 12 kilómetros.
No era fácil desplazarse, nadie podía vivir a otro ritmo que no fuera el que esta tierra tenía. No había espacio para la prisa y las urgencias ni siquiera estaban consideradas.
A 12 kilómetros de Santiago, rodeada por cerros y con una única ruta central, nadie podía considerar en sus planes el ir o venir apresurado.
El progreso venía lentamente porque todo era lento. El único vehículo de trnasporte público iba y venía con una frecuencia de una hora o más, era un largo recorrido, dejando y tomando pasajeros, vecinos que traían sus canastos, sus frutas y sus enceres. Eran doce kilómetros que a veces significaban más de dos horas.                                        

                                                            Año 1960, bus 56 en Mapocho


Una vieja micro, de multiplicidad de olores unía la capital de Chile con el pueblo.
Hoy parece una novela, pero efectivamente el casco de los caballos era el único ruido que traía la noche y era el sonido monótono de la madugada que depertaba a los lugareños.
Sin embargo el clima de amistad y de solidaridad era casi irreal.
No había mucha posibilidad de adquirir  un periódico o una revista. Eso había que comprarlo en Santiago.
El pueblo no necesitaba informaciones.
Las noticias venían de boca en boca y de cuadra en cuadra y se estacionaban entre los más viejos.

Los gobiernos liberales o conservadores se sucedían uno tras otro y nuestros campesinos y vecinos, creían sin más trámite, lo que sus políticos le comentaban.
No es de extrañar entonces, que los gobiernos locales, los alcaldes y regidores, turnaran sus aspiraciones y no es difícil suponer que los acuerdos se tomaban en encuentros familiares , en paseos por el fundo o en veladas sociales.
Con la efervececncia de los movimientos sociales, con los ecos de lo que sucedía en el mundo, Quilicura, fue sorprendida por aires nuevos y revolucionarios, el clamor que traía el movimiento de los trabajadores.

Y lejos del mundo, en este extremo del planeta, hombres estudiantes y mujeres modificaron sus lenguaje. Los términos de igualdad, justicia, explotación, organización popular, unidad proletaria, expresiones que nunca se escucharon, empezaron a sonar en forma cotidiana.
En el año 1967, la lucha política se extendió hasta el apacible Quilicura. Un ajetreo de proclamaciones y encuentros no dio tregua.
La lucha por el Gobierno de Chile se daba a tres bandas y fuera de esto, no existía nada más: La izquierda, denominada como comunistas, la derecha, reconocida como momios y los desprestigiados demócratas cristianos.
En el pequeño pueblo, los muros que se pintaban cada año para esperar las fiestas de septiembre, se tapizaron ahora con los colores y nombres de los candidatos : Allende, Alessandri y Tomic.
Todo tenia el perfume y el sello de la contienda política.





De : "Crónicas y biografías de grandes personajes anónimos"

24/8/11

LAS FAMILIAS QUILICURANAS, APELLIDOS QUE PERDURAN

Numerosas familias constituyeron la hegemonía de la comuna.
Las familias, notoriamente antagónicas en cuanto a posición y estabilidad social, convivieron sin ningún conflicto por muchos años.
Las familias de gran estabilidad económica estaban concientes de su rol y de su condición. Respetaban a los pobres, porque su riqueza y opulencia dependía de ellos.
Las familias pobres y de escasa condición vivían diariamente sus limitaciones, estaban concientes de ello, había ricos y pobres, patrones y trabajadores. Ese era el escenario de la vida y cada niño que nacía comprendería este fenómeno. La vida cotidiana continuaría así y la convivencia no se alteraría.
Los apellidos que conservó la historia están vinculados a la casta de mayor opulencia y de grandes recursos económicos y financieros. El pueblo, desde siempre identificó a estas familias : Romo, Lira, Sarmiento, Gómez, Cooper, Escobar, Zegers, Barzelatto y otras.
En la otra vereda estaban las familias de trabajadores que el pueblo reconocía y que son ni más ni menos los constructores de la cultura de la comuna de Quilicura.
Nombres que no aparecen en el registro de la historia.
Sin embargo hasta hoy subsisten y han dejado huellas entre sus parientes cercanos o lejanos.
Las familias Briceño, Ordoñez, Trejos, Morales, Valladares, Ulloa, Olea, Monasterio, Garrido, Robles, Valenzuela, Contreras, Larenas, Palacios, Guajardo y muchísimas más
































 Arriba: familia Ordoñez
           Familia Castro Sagredo
           Familia Monasterio Calderón

















Sector Las Parcelas. Casa de Familia Briceño

22/8/11

UN ITINERARIO SORPRENDENTE. TODO CAMBIÓ EN UNA DÉCADA

Quilicura ubicada al nor - poniente de la Región Metropolitana ha hecho un itinerario histórico y cultural como pocas comunas de Chile.
                       Campesino arando en el fundo de Lo cruzat

Su aspecto rural y provinciano era el gran atractivo para la gente que vivía en las comunas vecinas. 
Una carretera central unía el pueblo de Quilicura con la carretera a Santiago
Prácticamente desde su fundación , en agosto de 1901, la idiosincracia de esta zona no tuvo alteraciones.
Una tierra hermosa y fecunda entregaba cada año las cosechas a sus campesinos y agricultores. De gran aceptación eran sus melones, sandías y zapallos. Contaba con viñedos y huertas frutales que abastecían el comercio de la capital.
Zona fundamentalemnte campesina, en que el tiempo se detuvo durante décadas.
Las calles en su mayoría, más bien eran callejas con muy poca iluminación , con un tráfico vehicular limitado y con gran presencia de carretones y caballos.
Hacia la década de los años cincuenta la población no superaba los 35.000 habitantes, gente que desarrollaba sus actividades campestres y que en alguna pequeña proporción se dedicaban al comercio y a la vida artesanal.

La comuna tenía algunos sectores bastante definidos que delimitaban una antropología propia.
Es interesante este detalle pues los barrios que se formaron ayer , hoy no tienen vigencia debido a lo heterogénea de la población.
Pero estos barrios antiguos están aún en el corazón y en el recuerdo de muchos vecinos:
La estación, Las parcelas, Lo campino, San Francisco,  El pueblo,  San Luis, Santa Luisa, Lo echevers, Fundo Marcoleta, Fundo lo cruzat, Fundo el molino, Fundo lo Zañartu, San Ignacio, Bascuñan.
En torno a estos barrios, se genera toda una cultura, una forma de ser, una autenticidad y cada sector competía con los otros en muchos aspectos : en el deporte, en la participación religiosa, en las festividades comunales.
El Quilicura de ayer, de los años cuarenta, cincuenta o sesenta, representaba en esencia nuestra historia.
En todo caso, no eran muchas las instancias y espacios para la reunión de los vecinos, de tal manera que la población de Quilicura, era más bien pasiva y quieta.
Algunas de las personas laboraban fuera de la comuna y salían tempranamente hacia "santiago", la ciudad que si tenía otras posibilidades de trabajo.
El deporte, más bien el fútbol, la Iglesia y muy a lo lejos las festividades nacionales, reunían a los vecinos en algunos de los barrios mencionados.
La locomoción no favorecía la vida rápida o agitada, mas bien retardaba todo.
Uno que otro bus, durante el día hacía el trayecto hacia Mapocho.
Antes de eso, hubo micros a las que los lugareños llamaban "góndolas".
Es muy anecdótico al observar la película "El circo Chamorro". como una de esas góndolas transportaban a los vecinos, comerciantes y gentes del pueblo.
                    Celebración deportiva en el Estadio Municipal 1959

Los vecinos de aquella época, contaban sólo con dos establecimientos educacionales. En el pueblo, la Escuela 165 y en la estación, la Escuela número 32.
No había posibilidad de estudios secundarios, esos colegios se encontraban desde la Avenida Independencia hacia el centro.
Un viejo cine con capacidad para ciento cincuenta personas ofrecía películas mexicanas los días sábados por la noche y una matinée los domingos a media tarde.

El fútbol suscitó el interés del pueblo. Cada antiguo barrio tenía un club representativo.
Todo ocurrió de forma natural.

Los servicios para la comunidad eran escasísimos: La Municipalidad, la oficina de Correos y telégrafos, el cementerio, una central telefónica, una companía de bomberos, un retén de carabineros, voluntariado de cruz roja y nada más.
Recién en el año 1967, se fundó el primer policlínico en Quilicura.
Todos los trámites se efectuaban en Conchalí, lo más cercano a nosotros.
El sistema vial no representaba ningún problema.
Bastaba la calle Manuel Antonio Matta para satisfacer las demandas de los transeúntes, caballos, carruajes, bicicletas y automóviles.
Muchos años hubo de pasar para que en Quilicura se instalara el primer semáforo.
De vez en cuando, como ocurría en la mayoría de los villorrios aparecían los vendedores ambulantes que ofrecían a los campesinos vestuario y utensilios con algunas facilidades de pago. Ellos utilizaban de preferencia triciclos y bicicletas.


¿ QUE OCURRIÓ PARA QUE EL PAISAJE DE QUILICURA CAMBIARA ABRUPTAMENTE ?  

                                         Antigua entrada a la comuna por calle Matta


Al parecer, dos fueron las causales para que este panorama sufriera un cambio sustancial.
Por una parte, los planes de descentralización del gobierrno de Chile en relación a los programas de vivienda y la recuperación de la democracia y los nuevos conceptos para el diseño del plan regulador.
A partir del año 1990, la imagen de Quilicura, que estaba en la retina turística como una tierra de aspecto provinciano, casi rural, fue modificada en su esencia y consolidó un proceso que incipientemente se había iniciado unos años antes.
En efecto, la primera villa que rompió la monotonía de los antiguos barrios fue justamente la Villa S. Gildemeister, que se ubicó en el sector de las parcelas al término del año 1964.
La antigua denominación se vio forzada a incluir un nuevo sector poblacional y los vecinos de la época le llamaron "la villa".
Luego vendría la población María Ruiz Tagle de Frei, que pertenecía a los programas de operación sitio, tratados en este mismo libro. Más tarde fue conocida como "el Mañío".
Uno a uno se fueron introduciendo nuevos barrios o sectores en conformidad a la expansión territorial : Villa Eugenia, Villa Arturo Prat, Villa Huelén, Villa Sodimac, Villa Recsa, Villa las tres Puntas.
En la década de los noventa, llegaron masivamente nuevos vecindarios y nuevos quilicuranos.
La población se multiplicó rápidamente y la cifra de habitantes se alzó a más de noventa mil.
Con asombro y con nostalgia los antiguos vecinos se dieron cuenta que el Quilicura de antaño, se desmoronaba y nada hacía posible evitar esa transformación.
Una diversidad de familias no sólo cambiaría la fachada, sino el alma y el espíritu de lo que esta comuna había sido.
Esto motivó la puesta al día de servicios fundamentales que antes no fueron tan imprescindibles pero que ahora eran requeridos con urgencia.
Bastaron menos de diez años para que el rostro de este pueblo cambiara.
Las grandes obras de infraestructura y las nuevas instalaciones respondían a una necesidad social ineludible.
Surgieron nuevas escuelas municipales que rápidamente tuvieron su competencia con las entidades particulares que se establecieron en todo el territorio. La ley así lo permitía.
Se crearon consultorios municipales.
Se amplió la dotación municipal a través de una nueva comisaría.
Las diferentes oficinas y servicios municipales se ampliaron para dar respuesta no a treinta mil, sino a cien mil habitantes.
Hubo por tanto, la necesidad de nuevas dependencias para complementar de alguna manera las demandas deportivas, culturales, recreativas, sociales y de seguridad.
Es largo enumerar los servicios que debieron incorporarse a esta nueva imagen.
Como sería lato enumerar los locales y servicios que acrecentaron el sistema comercial.
Pero sin duda, lo más significativo de todo ha sido la gran cantidad de villas y sectores que debieron cobijar las decenas de nuevas familias que se injertaban a Quilicura, trayendo sus identidades, culturas y experiencias tan disímiles.
Las actividades sociales variaron también sustancialmente y se inició el proceso de una micro ciudad inmersa en una nueva antropología.
              Escolares deportistas en la época de los 70. Gimnasio de la comuna

12/8/11

LA GENERACIÓN DE LOS AÑOS 40 , 50 60

 Antigua casa de adobes en calle Guardia Marina Riquelme                                   

Estas palabras están dirigidas al pueblo de ayer.
A Quilicura con sus breves historias y anónimos personajes, a sus calles antiguas, a sus parrones, a su débil alumbrado, a la gente sencilla, a los campesinos como nuestros padres, a los jardineros que amaban las plantas, al patio de tierra en cada humilde casa.
Nosotros pertenecíamos a otra                             generación.                          
Somos de la generación de los años 40, de los años 50 de los años 60.
Somos de aquella gloriosa generación que cambió el mundo y lo cambió para mejor.
Somos de una generación casi olvidada que caminó largas cuadras y kilómetros para asistir al colegio.
Éramos felices con tan poco: apenas con una pelota de trapo, con unos zapatos nuevos usados, con un volantín y un trompo.
Éramos tan hermanos , como nuestros propios hermanos, con la sencillez y la simplicidad de los hijos del pueblo.
Nuestros padres se conocían y se respetaban, nosotros nos conocíamos y nos admirábamos.
Fuimos de la época del fútbol glorioso, de las quintas de recreo, de la música de Paul Anka, del sonido de los Beatles, de las flores de los hippies, de las charlas con los amigos en la esquina de la calle, de los paseos en bicicleta por las calles inofensivas, de las películas mexicanas en el añoso teatro de la Comuna.
Y con los chiquillos de ayer, fuimos amigos de las interminables pichangas en las calles, de las risas infantiles y de las fantasías de lo que seríamos cuando grandes.
Éramos los alumnos de la vieja Escuela pública en el centro de Quilicura que cada mañana o tarde hacía sonar su campana de bronce.
Pero también fuimos de las mañanas de fútbol de los días domingos que a pesar del frío y las heladas, soñábamos con la fama para asemejarnos a Eladio Rojas, Leonel Sanchez u  Honorino Landa, los héroes del mundial del 62 los nombres que nos traía la radio con sus relatos.

     Presentación navideña en el estadio municipal
 
"¿Cómo se les explica a los niños de hoy, que entonces no existía la televisión?
¿Cómo  se puede explicar lo que demoraba la vieja micro de Quilicura en trasladarse hacia Santiago?
¿Cómo hablarles a los niños de hoy que la maldad no existía y que se podía transitar sin temor por todas las calles del pueblo ?
Y en verdad así fue nuestra infancia y nuestra adolescencia. Una familia grande y solidaria con los vecinos, los amigos, los abuelos.
Todos unidos por la gran riqueza de esta tierra.
La riqueza era la paz y la tranquilidad."
(despedida a un viejo amigo )















     Grupo folklórico con los jóvenes de la década 60












Tarde de fútbol 
Desfile inaugural del club "condor" en el año 
1961

11/8/11

LOS SÍMBOLOS COMUNALES


 Junto con la formación de la comuna, cuya fundación fue el día 10 de agosto del año 1901, se crearon también nuestros símbolos comunales.
Nuestros símbolos comunales, el escudo de armas y la bandera representativa fueron diseñados en el año 1901.
La bandera de la comuna fue diseñada en atención a nuestra conformación agrícola, los colores fueron distribuidos en tres franjas cuya representación es la siguiente:
Franja horizontal de color azul: representa el cielo limpio de esta zona, la inmensidad del espacio celeste que hace unos años tenía una visión panorámica privilegiada.
Franja horizontal de color amarillo: representa el color oro del trigo. Grandes plantaciones de trigo efectivamente exponían una planicie amarilla junto a las espigas doradas características de nuestra comuna en sus albores.
Franja horizontal de color verde: representa el paisaje quilicurano, su vegetación y sus sembrados, el verde de los sauces llorones, de los espinos y los álamos, principales especies de nuestra flora.
El escudo de armas, se trata de un diseño inspirado ovbiamente en los escudos de las provincias españolas.
Todos ellos amapardos en la corona real que inundaron nuestro país con sus colores rojos y amarillos.
Nuestro escudo trata o al menos trataba de representar alegóricamente en colores y formas la descripción de nuestra geografía.
Bajo la corona real , Quilicura fragmentado en chacras, fundos o parcelas.
Cada parcela, cada fundo cuenta con viñas y viñedos, por eso se ha incluído el dibujo de hermosos racimos de uva negra.
Quilicura significa en lengua mapuche: tres cerros, o tres piedras, razón por la que en el escudo aparece un paisaje campestre con tres cerros en color marrón.
El escudo incorpora una tinaja roja de orígen español, típica presencia en las haciendas para señalar que allí se realiza la elaboración de vinos o chicha.
En los lados laterales colgantes de bronce para la decoración de los antiguos portones de madera y fierro.
  
El escudo mantiene los colores originales de la bandera, diseñado en tono azul, verde y amarillo.
En muchas ocasiones se ha intentado crear un himno comunal , pero en virtud de la ausencia de una identidad eso no ha tenido éxito.

DAMAS CORRALERAS EN QUILICURA

Una gran inquietud surgió en un grupo de mujeres al inicio del año 2008.
La medialuna municipal periódicamente realizaba actividades ecuestres y rodeos y una gran efervecencia provocaba esto en el ambiente de los huasos de Quilicura.
Se sabía que había algunas expereiencias de actividades ecuestres femeninas en comunas vecinas, se sabía que incluso algunas mujeres participaban en rodeos en distintos lugares de la Región Metropolitana.
Sin embargo el patrimonio local estaba en manos de los clubes de huasos.
En el año 2007 se hizo una experiencia de rodeo femenino, fue el inicio de lo que se estaba gestando.
Precisamente en Quilicura, durante el 2008 se concretizaba el gran anhelo de un grupo de mujeres:        
Crear un club de rodeo.
Al inicio con muchas dificultades, pues está la presencia huasa que ha tenido una enorme influencia sobre nuestras tradiciones.
Había que romper el cerco que impedía que las mujeres pudieran organizar un rodeo. No sólo organizarlo, sino que difundirlo llevarlo a cabo y lograr éxitos.
Los clubes de huasos reaccionaron negativamente y no creyeron mucho en la propuesta. No es rol de las mujeres participar en la organización de estos eventos.
El grupo de mujeres siguió adelante  y proyectó la realización de un gran rodeo femenino. Su familia les apoyó. Padres, hermanos, sobrinos y nietos se unieron en el ánimo de que sus mujeres pudieran realizar algo grande.
El club de rodeo femenino de Quilicura, tomaba cuerpo y más mujeres se interesaban.
En el año 2008, en el mes de agosto, la comuna de Quilicura cumplía 107 años.
Una manera de celebrar este nuevo aniversario comunal consistía en impulsar una gran fiesta de rodeo femenino.
De este modo, en agosto, las damas corraleras, organizarían el primer rodeo femenino de Quilicura.
Con la mirada puesta en este objetivo, a través del área de cultura, junto al Centro Cultural, se inició todo el proceso para la obtención de recursos y para la tramitación de la personería jurídica.
El 15 de junio del año 2008, nacía el club de RODEO DAMAS CORRALERAS DE QUILICURA.
Grandes éxitos y mucha participación fue el itinerario que siguió la organización.
Durante el año 2008, fueron destacadas en diferentes jornadas, recibieron el estímulo y el reconocimiento de la Autoridades y prosiguieron con diferentes actividades.
Aún están vigentes y con grandes desafíos.

9/8/11

FESTIVIDAD DE CUASIMODO: fe, tradición y folklore...

La fecha más importante y significativa para la Iglesia Cátolica, es la fiesta de la Pascua.
Esta fiesta marca el inicio del año litúrgico y es la noche más sacramental del año.
Uno de los preceptos que tiene la Iglesia, es que los fieles comulguen al menos una vez por año.
Es obligación para el mundo cátolico comulgar por pascua de resurrección.
La  fiesta de la pascua de resurrección depende en cierto modo del calendario Judío, que establece la pascua de los ázimos la noche de la luna llena del primer mes, abbib.
Como uno de los mandamientos de la Iglesia cátolica, es comulgar en la pascua, ha surgido desde los albores de la República, la fiesta de Cuasimodo.
Esto es esencialmente lo que enlaza esta festividad con la fe cátolica.
Cuasimodo es un térrmino que significa "correr a Cristo", aunque esta etimología no es muy feliz.
Esto es necesario explicarlo.
En realidad el siguiente domingo luego de la pascua, es lo que la liturgia conoce como "la octava de pascua".
Antes del concilio, la misa de ese día se iniciaba con una oración del celebrante que decía. "de igual modo que los niños pequeños.."
En la época pre-conciliar, la misa se decía y se leía en latín.
El siguiente domingo después de la Pascua, la oración antes mencionada se leía por tanto en latín : "cuasi modo infantis".
El pueblo, cada año escuchaba esta oración y la tradición lo tradujo como "cuasimodo".
Este es el origen de la festividad.
De acuerdo con lo anterior, era este domingo, en que se cumplía el precepto de comulgar una vez al año, por pascua  de resurreción.
Los enfermos postrados no podían acudir a la pascua, principalmente porque la celebración es nocturna y porque se realiza en los meses del otoño que en Chile son muy fríos.
En el año 1800 y pensando en los enfermos de la comunidad parroquial, el sacerdote les visitaba y les llevaba la hostia de la comunión hasta sus hogares.
Cada año, luego de la pascua, el sacerdote iba de casa en casa llevando la comunión a los fieles que por motivos de salud no habían asistido a la misa.
Para entregar la comunión, el sacerdote portaba el "viático", un pequeño maletín con hostias consagradas, cáliz, patena corporales y vino.
En la época a que hacemos referencia no existían los vehículos motorizados y los desplazamientos en el mejor de los casos era cabalgando o en un carruaje tirado por bueyes o caballos llamado carreta.
Al pasar de los años, algunos bandoleros se percataron de esto y en muchas ocasiones los curas y sus acólitos, fueron víctimas de asaltos, pues consideraban de valor los ornamentos y el viático del sacerdote.
En esta época, nuestro país era inminentemente agrícola, el escenario donde ocurrían estos asaltos era el campo., sus callejones, sus caminos solitarios y los fundos y haciendas más lejanas.
Fue la misma comunidad cercana a la parroquia la que comenzó a organizar pequeñas escoltas para proteger al  "padre" en la entrega de la comunión.
Generalmente eran huasos y campesinos vestidos con sus atuendos típicos que precedían al sacerdote por senderos y caminos.
El pueblo comenzó a identificar esta caravana como "el cuasimodo".
El respeto por la tradiciones cátolicas y los dogmas de la Iglesia, establecían que la comunión no se podía recibir con la cabeza cubierta, es en esencia una falta de respeto y de devoción de lo que los varones estaban muy concientes.
Las mujeres por su parte, debían usar un velo de color negro o café para cubrir su cabello.
Este pequeño detalle motivó que los huasos y campesinos reemplazaran su chupalla y su sombrero, por un paño de color blanco con ribetes dorados. Por esta razón, el cuasimodo se corre con una "esclavina", que es el nombre que se dió a este paño en forma de capa.
Con el correr de los años, la festividad de cuasimodo se convirtió en una tradición vinculada estrechamente a la fe , fue creciendo en número y en participación  y ya no fue una pequeña escolta, sino grandes cantidades de jinetes, carretas, y todo tipo de vehículos engalanados con flores , ramos e imagenes de la iglesia.
A inicios del año 1900, esta fiesta llega a Quilicura, se trata de jinetes que acompañaban al sacerdote de la comuna de Renca, pero que necesariamente pasaban por Quilicura en las faldas del cerro "el cóndor", para visitar a los enfermos más apartados de la comuna.
En Quilicura, al igual que en muchos lugares, se inicio la conmemoración de esta fiesta manteniendo el contenido purísimo de lo que era la festividad.
Hasta la década de los ochenta, la fiesta era una acción conjunta de ambas comunas, pero hoy, merced al crecimiento poblacional, la caravana de cuasimodo realiza grandes esfuerzos por atender a la numerosa comunidad quilicurana, lo que es en realidad de gran mérito, pues es una actividad que se realiza prácticamente durante el día domingo completo.

El progreso y la modernidad, la globalización y la tecnología se han llevado gran parte de aquello, no obstante que la agrupación y en general los vecinos más antiguos, mantienen contra todo, la festividad que se realiza en la octava de pascua.
Aún se decoran los carruajes desempolvados para esta fecha, preparan sus caballos con especiales aperos, cubren sus cabezas con pañuelos de color , como siempre lo hicieron y recorren las calles al grito de :
" ¡ Santo, santo, santo, el señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de la majestad de vuestra gloria..!
¡ Gloria al padre, gloria al hijo, gloria al espiritu santo..!"


5/8/11

LA CASONA FUNDO EL CARMEN

Una de las más connotadas haciendas de la comuna fue el Fundo El carmen.
Formaba parte de la divisón territorial de la comuna que entre otras nombradas haciendas distinguía Lo Zañartu, Lo cruzat, Lo campino, Lo Marcoleta, Santa Luisa, San Luis, Casas de Ovalle, Lo Bascuñan...
El fundo el Carmen, extendía sus dominios en todo el sector estación y hacia el norte. 
Los campesinos e inquilinos componían la fuerza trabajadora de lo que hoy está al costado de la línea ferroviara.
Viñas de primera calidad eran las que se encontraban al interior del fundo, además de la gran producción de hotalizas y verduras.
Un gran canal de regadío que bajaba desde Puente Verde, abastecía de agua a las fértiles tierras de toda la hacienda y posteriormente avanzaba hacia el interior de la comuna.
La hacienda, también tenía como producto de permanente siembra y cosecha, la cebada, razón por la que años más tarde se instaló allí la compañia cervecera.
Las casas patronales de la hacienda, eran admiradas por su línea arquitectónica y en forma frecuente eran visitadas y admiradas por la aristocracia de la época.
Con el advenimiento de la reforma agraria a fines del año 1967, estos terrenos pasaron a manos de particulares, pequeños agricultores y posteriormente definitivamente a la empresa.
El sector de la estación cobijaba a los campesinos de la zona, a sus hijos y a sus familias.
La composisción geográfica de la zona la componían el fundo El Carmen, el villorrio de la línea ferroviaria, la entrada a Quilicura y el restaurante La estación.

EL PARQUE DEL MAÑÍO

En el año 1967, llegaron las primeras familias al sector del Mañío.
Eran familias muy pobres que vivían en los sectores de mayor marginalidad del gran Santiago y los suburbios de la capital.
En el año 1966, durante el gobierno de Don Eduardo Frei Montalva, se había creado la "operación sitio", una propuesta de gobierno para que los más pobres y desposeídos pudieran tener la posibilidad de contar con un terreno.
A través de esta iniciativa del gobierno, se logró que estos nuevos vecinos se inscribieran como aspirantes en esta operación y postularan a las nuevas viviendas.
Las viviendas se instalarían en los terrenos expropiados a la familia Vergara en un sector de Lo Etchevers.
El terreno era el sector limítrofe del gran fundo Lo Etchevers, de la familia de Don José Francisco Vergara, los mismos dueños de la Quinta Vergara de Viña del mar.

Los vecinos, unas 330 familias, tomaron posesión del mañío entre enero del año 1967 y diciembre de 1968.
Dos grandes árboles nativos estaban en lo que sería más tarde, la entrada de la población, eran dos mañíos que la familia Vergara había traído desde el sur.
En el año 1968, la pobalción fue bautizada como Maria Ruiz Tagle de Frei.
En el año 1969, fue inaugurada la Escuela 386, hoy Escuela 337.

                       jcm
Precisamente de allí nació la idea de hacer una intensa campaña forestal para recuperar un terreno baldío hacia el sur de la población.
En junio del año 1970, con ocasión del mes del árbol, decenas de niños junto a los profesores y dirigentes realizaron una plantación de árboles.
Allí se originó el parque del mañío.
Los vecinos se impactaron con la iniciativa de la Escuela y prontamente en las jornadas sucesivas fueron ellos los que organizados desde la junta de vecinos iniciaron la formación y el cuidado del parque.
El, parque fue acondicionado para el público y en el año 1999, a petición de los vecinos fue cerrado para su cuidado y conservación.

EL FUNDO SAN LUIS Y LA HISTORIA DEL CRISTO

El sector de cristo San Luis, corresponde a lo que hace algunos años era el Fundo de San Luis.
En efecto, el Fundo San Luis, ubicado en el sector poniente de Quilicura, debía su nombre a la denominaciòn que hizo la familia Zegers, a esos terrenos, extensas zonas agrícolas.
Todo lo que hoy es Asentamiento colo-colo. Parinacota, Pascual Gambino, Raúl Silva Henríquez, Valle de la luna, San Esteban y otras, correspondía al fundo San Luis, cuyo propietario fue don Alfonso Zegers.
Alfonso Zegers, era un próspero agricultor de gran fortuna, como toda su familia.
Producto de su gran capacidad económica y de sus grandes extensiones de terreno, el campesinado, fuerza de producción y de trabajo, escuchó el rumor de que Don Alfonso, tenía un pacto con el diablo. Algo bastante frecuente en la época de los años veinte, década en que se genera una leyenda.
Al amanecer del siglo, en numerosas localidades se habló de pactos que realizaba el diablo con ricos y poderosos agricultores.
En San Luis, los inquilinos escucharon el rumor de este pacto de Don Alfonso y crearon la leyenda del cristo.
El pacto consistía en otorgar grandes riquezas al Patrón del fundo, pero a la hora de la muerte el precio de tal riqueza, era su alma.


               LA LEYENDA DEL CRISTO EN SAN LUIS


Lejos de la ciudad, los campesinos construyeron una historia.
En el fundo de la familia Zegers, los lugareños veían como los ingresos y las riquezas de sus patrones se hacían incontables.
Extensas dimensiones de terreno fértil, innumerables cabezas de ganado y una gran prosperidad era lo que se conocía como el fundo San Luis.
Era el inicio de siglo , los negocios prosperaban y cada pequeño inquilino era testigo de esto.

-Parece que el Patrón tiene pacto con el diablo-es el rumor que se expandió por toda la hacienda.
Esto, significaba que el alma de Don Alfonso, había sido entregada al diablo como precio por toda su inmensa riqueza.
Y los campesinos y lugareños edificaron esta leyenda.
Por las noches, llegaban fastuosos carruajes tirados por briosos corceles y ruido de cadenas y metales , se escuchaban por el camino polvoriento que conducía a la casa patronal.
De vez en cuando, durante las noches, un distinguido señor, se paseaba por el lugar con un elegante bastón y su reloj de oro. Era alto , de gran presencia y sorpresivamente se le veía recorrer los alrededores de la casa de la familia Zegers.
-El patrón tiene un pacto con el diablo-Era el rumor secreto que explicaba el porque de la enfermedad que comenzaba a aquejar a Don Alfonso. Se le veía preocupado y con la mirada perdida, cuando recorría el fundo con su potro negro.
La incipiente enfermedad provocó que tuviese que permanecer en su lecho , lo que intensificó el temor de la gente.
La gente del campo siente un extraño y compasivo afecto por el "patrón". La vida le dio el poder y la riqueza y ellos son quienes deben servirle con obediencia y respeto.
Una noche, el Patrón empeoró. La familia , de un marcado catolicismo, llamó a un sacerdote .
 Dicen los vecinos y cercanos a la hacienda, que fue esa noche en que se libró el combate.
El diablo venía por el alma del patrón.
Durante muchas horas, el sacerdote junto a otras mujeres devotas, permaneció en oración para que el diablo se alejara.
El diablo furioso rondaba la casa a la espera de la muerte y del cumplimiento del pacto, algo asì, como un león rugiente.
El padre y las mujeres rezaban el rosario una y otra vez, mientras la casa se asperjaba.
Este fue el acontecimiento que motivó que la familia decidiera levantar la imagen del cristo crucificado en la parte más tenebrosa del fundo, al recodo del camino, donde las zarzamoras cubrían el paisaje.
La imagen de Cristo , protegería a la familia, el fundo y a todos sus inquilinos.
En un pequeña base de adobes, se instaló una cruz.
El cristo resistió el tiempo y ha permanecido en su lugar de origen.
Ha guardado y conservado el secreto de la familia.

Hoy, los niños y vecinos del sector miran la imagen sin comprender mucho el porque está allí.
El fundo y sus patrones dejaron de existir al terminar los años sesenta.

Hoy el Cristo ha sido protegido y enrejado en un lugar donde cada día convergen pobladores y vehículos, es el ajetreo permanente de hoy, lejano a esta leyenda. 
El ruido y los bocinazos han cubierto lo que originalmente nació en la soledad del campo, cerca de las ramadas y los establos..



 VER ESTOS LINKS

LA ESCUELA DE LA LÍNEA...

Asi fue denominada esta escuela por los antiguos quilicuranos.
Junto con los albores de la fundación de Quilicura, al inicio del 1900, surgió la Escuela mixta Nº 32.

 
Fue el primer plantel educacional que se levantó en Quilicura y acogió a los niños de ayer que constituían la creciente población del sector de las Parcelas y del sector la estación. En aquellos años, en la década del año 30, ya surgían los sectores que darían vida a la aldea de la comuna de Quilicura.
Estos sectores fueron consolidados en los años cincuenta, época en que cada quilicurano se identificaba con su entorno poblacional : San Luis, Lo Campino, El pueblo, Las Parcelas y la Estación.
Se llamaba precisamente la Escuela de la estación, porque allí se creó, por decirlo de alguna manera, el primer villorrio de Quilicura.
Un grupo de familias muy antiguas, edificó sus viviendas en las cercanías de la estación de ferrocarriles, lugar donde comerciaban sus productos agrícolas, además de sopaipillas, pan amasado, tortillas y humitas.
Allí se levantó un edificio de adobes que fue nominado como la Escuela 32. 
Esto ocurría en los albores de la fundación en la primera década.
Posteriormente en el sector pueblo, se fundó la Escuela 165.

La Escuela de la estación tenía una exigente disciplina, característica esencial que le impregnaba su Directora, la reconocida "señora Domitila", quien ejerció su cargo por más de 30 años.
Históricamente el establecimiento, educó a muchos quilicuranos, gente de enorme sencillez, pero también connotados hombres públicos que ejercieron más tarde importantes cargos de representación.
A la par, estaba el colegio ciento sesenta y cinco, establecimiento que competía en el desarrollo educativo y que juntos dieron vida social, cultural y artística  al Quilicura de aquellos años.
No fue menor la intervención que el mundo escolar realizó en las efemérides de la "semana del niño", el 21 de mayo, fiestas patrias, el día de las Américas; verdaderos acontecimientos en la quieta vida de la comuna.
Por muhos años, la escuela 32, permaneció junto al canal en aquel barrio.

La historia comenzaría a cambiar con la municipalización de las Escuelas públicas.
En abril del año 1982, la Escuela cambió su numeración y la identificación que la comunidad le había asignado.
Desde entonces se denominaría Escuela 334, Soldado Luis Cruz Martínez, en homenaje a uno de los más jovenes soldados que combatieron en la batalla de La concepción.
En la época de los años noventa, en virtud del acelerado crecimiento poblacional y de la expansión de la matrícula escolar, el viejo edificio de los años treinta de la Escuela 32, quedó asignado a otro local y la creciente Escuela 334, se instaló en la calle Manuel Antonio Matta, con un remozado y moderno edificio, donde se iniciaría su segunda historia.

EL VALLE DE LA LUNA...Una nueva Escuela

A partir del año 1990, se inicia una gran transformación demográfica en Quilicura.
La comuna que hasta entonces había mantenido su aspecto provinciano y que no sobrepasaba los treinta y nueve mil habitantes, se convirtió en una comuna de crecimeinto permanente.
Dos razones fundamentales provocaron la gran transformación de la comuna.
Por una parte el nuevo diseño en los programas habitacionales que abría la posibilidad para que las familias postularan a sus viviendas, en una gran oferta a través del Ministerio de la vivienda y los programas municipales.
Por otra parte, la reorganización del plan regulador que permitía la expansión de la comuna en áreas contempladas anteriormente para la agricultura.
El gran crecimiento poblacional, trajo como consecuencia la necesidad de contar con nuevos servicios públicos, puesto que las familias incrementaron notablemente la población de la comuna.
Quilicura creció en todas direcciones.
En la década de los noventa, surgió la necesidad  de cubrir la cobertura escolar, la que debido a su crecimiento no permitía que los cinco colegios municipales existentes, atendieran la creciente demanda de estudiantes.
Surgió la posibilidad de crear un nuevo establecimiento educacional, lo que en parte, cubriría la demanda de sectores más desposeídos.
La situación era urgente, de tal manera que la Autoridad Municipal, en forma provisoria determinó que los alumnos que habían quedado sin matrícula en el año 1994, fueran atendidos por un grupo de profesores en el Gimnasio Municipal.
Durante varios meses, el programa deportivo que se realizaba en el recinto, fue intervenido e interrumpido.
Los deportistas comprendieron que la situación de matrícula era grave y urgente y que se requería un plan solidario para atender a los niños.
El gimnasio municipal se transformó en un recinto escolar, una Escuela que atendía a los alumnos durante toda la jornada.
El deporte, iniciaba sus actividades  pasadas las 20.00 horas.
Meses después, el 30 de junio de 1994, se formalizaba la creación de la Escuela 1668 Valle de la luna, en el corazón de la villa del mismo nombre.


3/8/11

EL COLORADO DEL CERRO. mítico personaje

De forma muy misteriosa, a fines de la década de los años cincuenta, un extraño personaje se dejó ver por las polvorientas calles de Quilicura.
En diferentes horas del día, aparecía con su caminar cancino, ensimismado en sus misteriosos pensamientos.
Los niños y los vecinos de entonces que tenían un conocimiento de todos los habitantes, le veían venir y regresar desde la falda del cerro.
Era un hombre ya maduro, de mirada perdida. Sus pómulos rojizos y su aspecto de vagabundo motivó que fuera conocido en el vecindario como "el colorado del cerro".
Sus ropas andrajosas le caracterizaban : portaba un sombrero negro de ala pequeña, una vieja chaqueta café , pantalones arremangados a la usanza de los campesinos y sus pies protegidos por unas hojotas. Generalmente llevaba consigo sobre el hombro un saco harinero ya desteñido por el uso.
En aquellos años corría el rumor de que en algún lugar  del cerro de Quilicura, realizaba actos de magia, lo que le permitía fabricar monedas y billetes. De hecho era un hombre de contextura muy frágil, solitario, delgado e indefenso, sin ningún oficio.
Lo cierto es que su recorrido por las calles del pueblo, tenía como único objetivo conseguir algo de comida con los vecinos más antiguos.
Del mismo modo como un día apareció, durante los  años sesenta de pronto desapareció misteriosamente y nadie más supo de él.
Su imagen quedó grabada en la retina de los quilicuranos de ayer.











 Ladera hacia el cerro de Quilicura

1/8/11

CLUB DEPORTIVO "BIBLIOTECA" de Quilicura

El club deportivo "Biblioteca", fue fundado el primero de noviembre del año 1931
Algo ocurrió por aquellos días que gatilló, que un pequeño grupo de quilicuranos fundara esta institución.
Vamos a revisar un poco la historia y haremos un pequeño viaje al Quilicura y a los muchachos de entonces.
En la década de los años 30, Quilicura no era más que una calle central que recorría nuestra aldea campesina desde la Carretera Panamericana hasta la entrada de la calle San Luis.
Nustra comuna de ayer, era nada más que algunos caseríos en ciertos sectores que aún persisten: uno de ellos era el barrio "la estación ", otro era "las parcelas". Estaba el sector "San Luis","la vuelta de los ciruelos" "San Francisco" y por supuesto "el pueblo". El pueblo era la plaza y la calle José Francisco Vergara.
Éramos nada más que eso.
En la década de los años 30, Quilicura no tenía más de 15.000 habitantes o algo así.
La mayoría de las familias eran campesinos, inquilinos, artesanos y pequeños comerciantes.
En el año 1931, un pequeño grupo de amigos encabezados por Gustavo Ocaranza, se reúnen como siempre en una de las esquinas del pueblo y allí planean formar un club.
Era la respuesta a los clubes que ya existían y que seguramente no respondían a sus expectativas.
En Quilicura ya existía el "Atlético Cóndor" y el club deportivo "San Luis", el primero había surgido en el mismo pueblo, apenas unos años antes y el segundo lo habían fundado los jóvenes campesinos y agricultores del antiguo fundo San Luis.
El día primero de noviembre, en el antiguo estadio de Quilicura, por primera vez se presenta en la cancha el club "Biblioteca", luciendo una camiseta de color verde. Allí estuvieron presentes la familia Dianta, la familia Guajardo, la familia Vasquez que fueron los primeros socios fundadores y que sin saberlo, siguiendo los sueños de Gustavo Ocaranza, daban inicio a la historia de uno de los clubes más conocidos de la zona norte de Santiago.
Desde aquella época, muchos nombres, apelativos y apellidos quedaron en nuestra memoria. Año a año, hinchas, simpatizantes, socios y jugadores fueron moldeando al club "Biblioteca" y expresaron en cada generación la pasión y el orgullo por la camiseta verde, el color de la Institución.
La misma pasión de los jóvenes de ahora, fue la que se desbordó aún con muchísima más fuerza en las canchas y recintos deportivos en los años anteriores.
                           Formación de la primera serie década del sesenta

Sin duda que la época dorada del fútbol chileno, fue la época de los años sesenta. No por casualidad en Chile, se organiza el campeonato mundial de fútbol del año 1962. Años gloriosos, inolvidables y nostálgicos.
Quilicura por esos años era una aldea familiar, algo así como un pueblo provinciano de gentes sencillas, muy solidarias y de mucho esfuerzo y sufrimiento.
El fútbol era la única entretención de entonces, una gran pasión en nuestra pequeña comunidad, en un mundo que se estaba abriendo a las grandes transformaciones sociales.
Con unos 30 mil habitantes, Quilicura era un enjambre deportivo y las canchas eran el sitio obligado en las tardes de los domingos. El fútbol profesional era secundario a la hora de demostrar el fanatismo y el poder de las hinchadas.
Estábamos lejos de la ciudad, a doce kilómetros. Entonces era una distancioa enorme pues no teníamos más comunicación que una vieja "micro",que tardaba casi dos horas en hacer este recorrido.
Los niños y jóvenes de esos años, leían la revista "Estadio" y era la mayor entretención disfrutar con las aventuras de "Barrabases", cada semana.
Como la televisión no existía aún, al menos en Quilicura no había. Durante las tardes de los domingos, mientras se miraban los partidos de fútbol de las tres categorías, se escuchaba el campeonato nacional y los relatos en la radio de Darío Verdugo y Sergio Silva.

La vida en Quilicura era apacible y quieta, a las nueve de la noche, ya nadie quedaba en nuestras oscuras y solitarias calles. La vida asì transcurría y durante la semana esperábamos ansiosos que llegara el día domingo. Por la mañana jugaban los niños y por la tarde venían los encuentros de los adultos, el campeonato se realizaba en dos ruedas.
El griterío de las canchas los domingos en las tardes, nos hacía saber que equipo era el que anotaba un gol.
-¡ Arriba los verdes..!
Era la arenga para los jugadores de la camiseta bibliotecana.
Al inicio de la década de 1960, los clubes eran muy pocos, pero el campeonato era apasionante.
El club "Ferroviarios", representaba a los jovenes y vecinos de la estación. El club "San Luis ", tenía sus adeptos en el fundo y en la población San Luis. El "colonia" con sus colores azules encendía la barra de las Parcelas. "San Francisco" representaba otro grupo de vecinos de su población.
En el pueblo los colores rojo y blanco para el club "Cóndor" y "Biblioteca" que se había convertido en el más popular y respetado de todos.
A estos históricos planteles luego se incorporaría "Unión Parcelas", "Lo Ruiz" y la "Villa" Gildemeister.
El recinto para los grandes encuentros era el estadio municipal, que por entonces estaba ubicado a un costado de la plaza y que tempranamente advertía el despliegue de los niños colgándose por los muros.
En esa época dorada, Biblioteca, sumó y sumó estrellas y trofeos. La secretaría de nuestro querido club, ubicada en la calle central, junto al restaurate "Costa Azul", era una sala de color verde repleta de copas, trofeos, fotografías; no  había noche en que los hinchas de ayer no se reunieran a comentar los triunfos del día domingo.
Fueron años y jornadas inolvidables, la gente salía a celebrar cada partido por la calle del pueblo. Todo esto quedó en la retina de los vecinos más antiguos y estará en la nostalgia de quienes perteneciendo a otra generación  jamás lo han olvidado.
Muchos de aquellos, la gran mayoría, obviamente no están entre nosotros, han partido de este mundo, dejando su presencia y su recuerdo, jugadores que por su calidad, no sólo fueron conocidos en la comuna, sino en la capital, en Chile y en el mundo.
 
Sería muy injusto nombrar a algunos, han sido generaciones.
Sería injusto también no reconocer lo que las generaciones siguientes continuaron haciendo por mantener la llama viva del club Biblioteca.
Pero entonces, en los años sesenta,  cada partido era un "clásico", una rivalidad completa que perduraba toda la semana.
No teníamos nada más que fútbol
Sin embargo, "los pitutos" de ayer, son los mismos "pitutos" de hoy.
Han perdurado los colores, la pasión, los gritos y las arengas.
Nuestra generación emergió en la década de los sesenta e hicimos grande al Biblioteca, grandes campañas en la cancha de Don Israel Reveco, al final del fundo San Luis. Triunfos y alegrías en la cancha de Santa Luisa, lo que hoy es el conjunto habitacional , jornadas de éxito en la cancha actual, al costado de la Villa El Sauce.
Grandes triunfos y alegrías en todos los escenarios deportivos que hubo en la comuna.

Mucho podríamos agregar acerca de aquellas historias. Pero no, La vida evoluciona y el tiempo es inexorable.
Una generación sucede a la otra. Los niños de ayer se hicieron adultos como ocurrirá también con los niños de hoy.
En los años setenta surgieron otros ídolos locales, otros hinchas.
La generación de los años ochenta llegó con otros ímpetus renovados y en los años 1990, cuando todo parecía terminar , una vez más, cual ave fénix, el club se alzaba nuevamente.
Es nuestra alegría y nuestro orgullo contemplar como hoy, una vez más en este año 2010,  hay un grupo de valerosos deportistas y dirigentes que impulsan nuevamente el club y la llama verde de nuestros colores se enciende con fuerza renovada.
Los hombres pasan.
Las obras quedan...
Una cosa sabemos ciertamente:
El club Biblioteca, ejemplo de valor; no morirá jamás. ( 1º noviembre 2010 )